viernes, 3 de noviembre de 2017

Joven sobrevivió en la lluvia a la caída de un rayo

Lautaro de Posadas, Argentina se encontraba en el jardín de su casa acompañado de su madre, ambos se estaban divirtiendo mientras él jugaba con un paraguas bajo la lluvia y ella le grababa. El susto vino cuando el pequeño se alejó unos pasos y el paraguas atrajo un rayo, que lo iluminó todo y prendió el paraguas en llamas. Por suerte no pasa nada grave, pero si un gran susto para esta familia, que hoy pueden contar la historia de su vida.
Los rayos son descargas electrostáticas que se dan entre una nube y la superficie de la Tierra, o entre dos nubes. Se producen así: dentro de una nube de tormenta hay partículas de hielo que chocan unas contra otras. Estos choques hacen que se separen las cargas eléctricas: las positivas (protones) se quedan en la parte superior de la nube mientras que las negativas (electrones) se forman en la parte inferior. Puesto que los opuestos se atraen, todo esto produce una carga positiva que se acumula en el suelo, justo debajo de la nube. La carga eléctrica del suelo se concentra alrededor de cualquier objeto que sobresalga (como un árbol, una montaña o una persona). Tarde o temprano la carga que sale de estos puntos se conecta con lo que está en la parte inferior de la nube y… ¡zas!, cae la carga que llamamos rayo.
Junto con los rayos vienen otros dos fenómenos que pueden ponernos muy nerviosos: Truenos: Un rayo calienta muchísimo el aire que está a su alrededor de manera instantánea. Lo de “muchísimo” no es broma: ¡puede provocar temperaturas de 30,000 ºC! El aire caliente aumenta de volumen y se expande; pero cuando choca con aire frío, se contrae. Estos cambios drásticos (expansión y contracción) producen ondas de choque, que a la vez generan el típico y ensordecedor sonido del trueno. Relámpagos: Son las luces que se ven durante una tormenta, como si alguien nos tomara fotos con flash. Se producen por el destello de la carga eléctrica.

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