En un gesto que puede leerse como descontracturado pero que en medio de una situación crítica no cae del todo bien, el mandatario se mostró incluso algo jocoso cuando arrojaba, como si fuesen pelotas de básquet, los paquetes a los puertorriqueños, que perdieron sus casas, sus bienes, incluso sus trabajos.
Trump, que como presidente se enfrentó a los huracanes Harvey, Irma y María en las últimas seis semanas, dijo en una sesión informativa que los desastres están debilitando el presupuesto de Estados Unidos. "Odio decirlo, Puerto Rico, pero ustedes han dejado nuestro presupuesto un poco fuera de control porque hemos gastado mucho dinero en Puerto Rico", declaró. "Y eso está bien, hemos salvado muchas vidas", agregó. El mandatario visitó la isla para tranquilizar a los residentes y asegurarles que está comprometido con su recuperación tras el paso de María, el peor huracán que golpeó al Estado libre asociado en 90 años.
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La tormenta destruyó la red eléctrica de la isla y menos de la mitad de los residentes tiene agua potable. Dos semanas después, todavía es difícil para los habitantes obtener una señal de telefonía celular o encontrar combustible para sus generadores o automóviles. Alrededor del 88 por ciento de las antenas de telefonía móvil siguen fuera de servicio.
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