lunes, 11 de diciembre de 2017

El sentido del humor nos ayuda a manejar el estrés asistencial

Musculo esquelético. Con cada carcajada se pone en marcha cerca de 400 músculos incluidos algunos del estómago que sólo se pueden ejercitar con la risa. Aumenta la flexión muscular y tonifica. Ayuda también a adelgazar reactivando el sistema linfático. Respiratorio. Entra el doble de aire en los pulmones, lo que mejora la respiración y aumenta la oxigenación de los tejidos. Circulatorio. Es capaz de incrementar la velocidad de la sangre y limpiar las paredes arteriales de pequeños cúmulos de colesterol. Previene el infarto debido al movimiento interno que produce el diafragma, fortaleciendo además al corazón y los pulmones. Digestión y eliminación. El diafragma origina un masaje interno que facilita la digestión y evita el estreñimiento. La vibración del hígado favorece la secreción de jugos gástricos y saliva ayudando a la digestión. Quema calorías.
Analgésico. Durante el acto de reír se liberan endorfinas, por lo que cinco o seis minuto de risa actúa como analgésico. Inmunológico. Aumentan las proteínas que combaten las infecciones gamma. Fortalece el sistema inmunitario aumentando las IgA y las células T. Masaje. La columna vertebral se estira. Limpieza. Se lubrican y limpian los ojos con lágrimas. La carcajada hace vibrar la cabeza y se despeja la nariz y el oído. Las vibraciones a nivel abdominal favorece la eliminación de sustancias tóxicas. Además, se consigue limpiar las paredes arteriales de pequeños cúmulos de colesterol. Sueño. Las carcajadas generan una sana fatiga que ayuda a mejorar el insomnio permitiendo el descanso físico e intelectual. Rejuvenecedor. Tiene efecto tonificante y antiarrugas al estirar y estimular los músculos faciales. Demostrar que la alegría y la curiosidad son elementos que nos revitalizan. -Establecer una relación de empatía con el paciente y su familia para lograr un entorno de confianza en donde reine la comprensión en la relación terapéutica. Crear un ambiente distendido y amable entre los profesionales, familiares y enfermos. Hacer ver que las expresiones de alegría no estén reñidas con el ámbito hospitalario y se puedan incluir en el proceso de la salud y de la enfermedad. Trasmitirles que el reír y el tener humor va a aumentar su calidad de vida. Nuestra capacidad para la risa nos proporciona una liberación momentánea de la intensidad de lo que, de otro modo, sería sobrecogedor. Aplicamos el sentido del humor para adquirir una nueva perspectiva y hallar una manera de funcionar en una situación que, de otro modo podría ser intolerable. El sentido del humor nos ayuda a manejar el estrés asistencial. La perspectiva que proporciona el humor nos ayuda a desconectarnos del sufrimiento que presenciamos y, aun así, continuar siendo sensibles a dicho sufrimiento. La risa nos llena de alegría que irradiamos a otros, la búsqueda del humor evita que nos centremos en los elementos agobiantes o depresivos de la prestación asistencial.

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